lunes, febrero 19, 2007

Idealismo juvenil.

En mi grupo de compañeros actuales de francés en la Alianza Francesa están personas que como yo planean su ida a Québec, están otros que estudian por un tema de trabajo, otros (sobre todos los más jóvenes) lo hacen para aprender un idioma nuevo.

El otro día, estando en el aula esperando que empiece la clase del día oí que dos compañeros de los más jóvenes conversaban sobre su participación en una manifestación ciudadana que se realizó exigiendo el esclarecimiento de la desaparición de un periodista en una ciudad del interior a varios kilómetros de la capital.

Al oírlos y notar su entusiasmo me remonté varios años atrás, cuando yo era incluso más joven que ellos y los años que le siguieron.

Dicen que una generación se inicia cada diez años por lo que yo pertenezco aún a la del 60 si es que tenemos en cuenta mi año de nacimiento (1969).

Tomando esto como punto de partida, creo que mi generación y tal vez aquella gente que nació hasta 1975 fueron los últimos que tomaron verdadera conciencia o mejor dicho vivieron conscientemente lo que fue la dictadura de Alfredo Stroessner.

Y por qué digo todo esto. Simplemente para referirme al idealismo que estos chicos compañeros míos demostraban en su conversación y que era tan parecido al idealismo que yo también exhalaba por los poros en aquellos años.

Recuerdo que antes de la salida de Stroessner del poder comprábamos con mi hermano el diario “El Pueblo” del Partido Revolucionario Febrerista a escondidas del viejo porque tener eso significaba problemas con la policía y quien sabe cuantas cosas más.

Formamos parte de cuanto grupo se armaba en nuestra parroquia para protestar contra los abusos del régimen de entonces muchas veces bajo la atenta mirada de la policía sobre todo cuando íbamos a algún festival de “música de protesta”.

Luego se fue Stroessner y vino la gran esperanza, el nuevo país que todos juntos construiríamos. Eran mis primeros años en la facultad, hicimos huelgas para cambiar el programa de estudios, hasta echamos al decano. Eran tiempos de jeans rotos, camisas grandes o remeras con inscripciones revolucionarias y alpargatas gastadas. Por supuesto, barba.

Ya podíamos gritar, decir lo que queríamos, putear a los milicos y policías y ser del partido que se nos antoje. El Paraguay sería el mejor país de Latinoamérica.

De a poco los años, la pareja, los hijos, un trabajo mas estable fueron afeitando la barba, cortando el pelo, cambiando los jeans por pantalones de vestir, las alpargatas por zapatos bien lustrados y las remeras por camisa y corbata.

Stroessner se había ido pero quedaron varios delfines que siguieron su línea corrupta y siguen rapiñando al país. Stroessner se había ido pero la estructura es la misma, la ineficiencia en muchos casos peor y el atraso a nivel país sigue su marcha.

Yo perdí mi "trabajo estable" en un banco en el cual pensaba jubilarme por tener excelentes condiciones laborales. El banco cerró y hoy día incluso la Caja de Jubilados Bancarios está flotando apenas.

De allí en más recorrí puestos de trabajo siempre pensando en mejorar pero ya no aferrándome a uno como lo hice en el banco.

Hoy tengo 37 años y pasaron 18 de la ida de Stroessner y el país que soñé, que muchos soñaron, está aún muy lejos. De que se puede lograr, se puede, pero ya no creo que yo pueda verlo.

Entonces enfilé mi mirada al norte y pensé que la calidad de vida que yo soñé, la educación para mis hijos, la tranquilidad podía tenerla, si bien no aquí.

Estos jóvenes nos dicen que ya tiramos la toalla, que perdimos las esperanzas, que ellos lo lograrán.

Desde el fondo de mi corazón espero que así sea aunque tengo mis dudas. Espero que ellos tengan razón y que yo me equivoque en este aspecto. Por ellos y por sus hijos.

Por lo pronto, si todo va como lo planeado, junto con mi familia decidimos otro destino para nuestras vidas. Pasaremos más frío, hablaremos otro idioma, comeremos otras cosas, tendremos nuevos amigos pero creemos que es nuestro camino; que aquí hoy por hoy el terreno no está fértil para sembrar y el tiempo de cosecha tardará muchos pero muchos años en llegar.

Suerte en su lucha compañeros jóvenes, ojalá y puedan forzar el cambio que los de mi generación no lo conseguimos.

Clima loco.

A partir del sábado en especial a la noche, luego todo el domingo y hoy de nuevo estamos con algo de fresco sobre todo temprano en las mañanas y al anochecer. Esta mañana el termómetro llegó a marcar 16 grados en algún momento con una sensación térmica de 12 a causa del viento proveniente del sur. Y todo esto en pleno febrero !!!

Es que el clima en los últimos años realmente está bastante extraño porque esta temperatura que dicen durará hasta el jueves inclusive viene de sopetón después de de estar teniendo días de hasta 37 y 38 grados a la sombra. Será por todo esto del calentamiento global, no se, lo sabrán los expertos en la materia.

Bueno no viene mal para calmar tanto calor pero de que es extraño, lo es. A ver si le hace correr al mosquito del dengue.

viernes, febrero 09, 2007

Lidiando con la mala onda

Un tema sobre el cual he leído ya bastante en diferentes blogs de gente que migró o está por hacerlo es el que se refiere a la mala onda que de repente lanzan amigos y parientes respecto a esta decisión que tomamos.

Yo ya la había experimentado pero parece que cuando el tiempo de consumar tal migración está más cerca, esas personas aumentan el nivel de malas ondas.

He oído cosas como “Por qué quieren irse, si aquí están bien”, “ustedes no se conforman con lo que tienen”, “son mal agradecidos con lo que Dios les dio, hay gente que no tiene ni siquiera trabajo”, “allá los van a tratar mal, los van a discriminar”, “como se animan a dejar trabajos tan buenos”, “ustedes están locos”, “allá van a ganar lo mismo que aquí con un costo de vida superior”, etc.

Por estas y otras razones es que tratamos de limitar al máximo el número de personas que sabe de nuestro proyecto. Aún así, en ese grupo de personas se oye cosas como las que mencioné.

No se si vale la pena aclararlo de nuevo pero quiero hacerlo. El motivo de nuestro deseo de salir de este país al que queremos muchísimo NO ES EL DINERO. Nosotros no estamos pasando por una crisis económica actualmente. Tanto mi esposa como yo estamos trabajando bastante bien, pero como muchos dicen, el dinero no lo es todo.

Estamos llegando a límites que se están volviendo incontrolables en el Paraguay. Hablo de cosas como la inseguridad, tanto personal como jurídica. Paraguay no es un país creíble para invertir, la justicia es endeble, “coimeable”. Es un país donde no es posible proyectar algo porque no sabés como va a amanecer mañana. Lastimosamente, es un país donde la prepotencia, la viveza criolla, el compadrismo o chonguismo, el clientelismo político barato, los chupamedias, las infracciones a las leyes de tránsito, los peajeros, los piratas del asfalto, las instituciones públicas deficientes y corruptas, la educación pública ineficiente, la educación privada carísima al igual que la salud, las empresas que se aprovechan de sus empleados porque saben que no tienen mucho para elegir, o tomás ese laburo o estás en la calle, la obligación de estudiar ciertas carreras porque de otras no comés (esto por mis hijos principalmente) y tantas otras cosas que no escribo porque no habría blog que aguante, son el pan de cada día.

Estos son los motivos, no el dinero. Si yo quisiera ser rico o millonario, hace tiempo me hubiera metido a ser político trepador. Nosotros queremos, buscamos una sociedad más equitativa, con igualdad de oportunidad para todos, donde tu esfuerzo se vea premiado, donde puedas estudiar lo que realmente te guste y puedas vivir de eso. Donde veas en qué están siendo invertidos tus impuestos, donde puedas proyectar un futuro.

No se si Canadá nos dará todo eso pero estamos dispuestos a correr el riesgo. Por nuestros hijos y por nosotros mismos. Espero que pronto, muy pronto, cuando vaya a dormir tenga que revisar que la puertas estén bien cerradas (y no las rejas también) sólo para que no se meta alguna ardilla a la cocina.

martes, febrero 06, 2007

Ignorancia asesina

Hay un ñe’enga (dicho popular en guaraní) que dice “tavy nandejukai ndereko asýnte” (la ignorancia no te mata pero te hace pasar penurias). Este dicho popular hoy día en nuestro país creo que está fuera de lugar.

Por qué digo esto. Porque en el Paraguay la ignorancia está empezando a matar gente. Y tal vez ni siquiera está matando al propio ignorante sino que las consecuencias de su ignorancia están alcanzando a otros.

Más concretamente me estoy refiriendo al dengue, enfermedad que está azotando el Paraguay en este tiempo de verano llegando ya a convertirse en epidemia. Según los datos, en América los únicos países libres de dengue son Uruguay y Canadá.

Es que al dengue más que en los hospitales hay que combatirlo en las casas, eliminando los posibles criaderos del mosquito transmisor (Aedes aegypty). En esto también juega un papel muy importante la labor de los municipios con la recolección a tiempo de las basuras, la limpieza de las calles y de los espacios públicos.

He oído de mucha gente que todo aquello que en materia de prevención están difundiendo las autoridades sanitarias es pura pavada y que esto siempre existió y que ahora nomás hacen mucha propaganda. ¡Qué tremenda ignorancia!, por eso justamente decía, hoy la ignorancia está matando a varios paraguayos.

¿Y quién tiene la culpa de la ignorancia del pueblo? Principalmente el estado y desde tiempos inmemoriables, porque si bien en las leyes, la educación primaria es obligatoria y gratuita, no se cumple como debiera por varios motivos. Muchos niños del interior no van a la escuela porque deben ayudar en el trabajo del campo a sus padres. En las zonas urbanas hay quienes ni siquiera tienen padres que se encarguen de ellos y deambulan por las calles drogándose, pidiendo limosnas o asaltando a transeúntes.

¿Qué se les puede pedir a ellos sobre prevención del dengue? Obviamente la respuesta es NADA.

Creo que más que nunca está saltando al tapete la pobre educación que se recibe y se ha recibido en Paraguay por lo menos la educación pública que debiera llegar a todos, así como nuestro débil y moribundo sistema de salud a nivel nacional sobre todo en cuanto al tema de prevención de enfermedades.

Esta es la consecuencia de años de postergación de la educación y la salud en Paraguay. Hoy se están viendo los resultados y lastimosamente no son los mejores. Es que hoy la misma vida nos está pasando la factura por los años de desidia gubernamental en estos campos.

Como decía aquella canción de Piero si mal no recuerdo: “estudiar era pecado, clandestino era saber, porque cuando el pueblo sabe, no lo engaña un brigadier”.

Esa fue nuestra realidad, en parte aún lo es. Estamos viviendo las consecuencias.