Venía rumbo a la oficina el día de hoy escuchando una radio local. Dado que se acerca el día de la madre en Paraguay (es mañana 15/05), la locutora estaba leyendo un informe que prepararon algunos especialistas sobre la realidad que están viviendo muchas familias paraguayas que han sido cercenadas a causa de la migración forzada.
Lo más preocupante que este informe menciona es que se estaría creando a raíz de esto una generación más insegura, más propensa a las crisis depresivas y de orientación en la vida.
Y qué tiene que ver el día de la madre con esto se preguntarán muchos. Pues resulta que la mayoría, no sé que porcentaje pero calculo que en un 80%, son mujeres madres de familia las que emigran dejando a sus hijos muchas veces en manos de personas que no le brindarán el mismo cariño que les brindarían ellas. A veces quedan con el otro progenitor pero con la figura de la madre ausente.
Por qué hablo de la otra migración. Porque es así. Es otra, con otras aristas, con otros objetivos, con otras expectativas y sobre todo mucho más indefinida, insegura, como yendo a lo desconocido.
De alguna manera, algunos más que otros, los que estamos en un proceso migratorio serio lo hacemos porque estamos convencidos qué es lo que buscamos y queremos. Hemos, aunque sea a medias, investigado sobre el país al que iremos. Sabemos que iremos con un permiso de trabajo que nos permitirá insertarnos en el mercado laboral con todos los derechos de cualquier ciudadano y que la ley nos protegerá por igual. Hasta tendremos derecho a una pensión por desempleo en el peor de los casos y si nos enfermamos algún hospital nos atenderá así tengamos que esperar horas. Y lo mejor de todo, es que generalmente vamos con nuestras familias.
Esta gente, los de la otra migración, viajan solos, forzados por la falta de empleo. En muchos casos son personas que tienen poca preparación académica y saben que los únicos empleos que pueden aspirar no son de muy buena calidad. Otros son jóvenes universitarios que no consiguen insertarse en el campo laboral y deciden ir a buscar mejores horizontes, resignando todo el tiempo de preparación que tuvieron al aceptar cualquier tipo de trabajo con tal de mantener a sus familias.
Los objetivos son nobles, muy nobles efectivamente pero ¡qué alto precio se debe pagar! Dejar a los hijos y sin la posibilidad de volver ni de vacaciones pues obviamente van sin papeles de residencia y si salen es muy probable que ya no puedan reingresar.
En años anteriores fue la Argentina el refugio de muchos, millones de compatriotas que viven allí desde hace años y que han echado raíces impulsados por razones políticas y económicas. Todavía es cerca, es más fácil y barato tomarse un bus y venir en Semana Santa o para Navidad. Total con la cédula de identidad basta y sobra para pasar en la frontera y los controles a veces no son tan estrictos.
Hoy el destino está más lejos. España, Europa, algo nunca soñado para la mayoría de los paraguayos. Un destino que solamente los ricos podían darse. La distancia física y sentimental es mucho más grande y mucho más difícil el retorno. Esta situación me recuerda la historia de “Marco” un dibujito animado que si no estoy trascordado se pasó en los 80 por la TV y narraba la historia de un niño italiano llamado Marco cuya madre emigró a la Argentina quedando él con su hermano y su padre en Italia y al no tener más noticias de ella, fue a buscarla pasando aventuras increíbles.
Esta gente en la mayoría de los casos nunca quiso dejar el Paraguay. Darían cualquier cosa por encontrar un trabajo digno en nuestro país y poder regresar con los suyos. Muchas jóvenes han caído en las redes de la trata de blancas engañadas por compatriotas inclusive que se aprovechan de sus necesidades. Pero aún así, el aeropuerto sigue llenándose de personas que lo intentan, y si son rebotadas lo intentan o intentarán de nuevo. Muchos vendieron todo lo que tenían, que generalmente es poco, para hacerse de pasaje.
Se calcula que en España actualmente hay entre 50 y 70 mil paraguayos de los cuales solo 15 mil están radicados legalmente. Es mucho para una población tan pequeña de 6 millones de habitantes. En Argentina hay como 2 millones de paraguayos, en Estados Unidos también hay una colectividad importante.
Por todo lo expuesto hablo de “la otra migración”, la que se hace sin querer, la que deja niños sufriendo la ausencia de uno de sus padres, en especial la madre.
Mañana es un día especial. Pero muchas mesas estarán tal vez llenas de lo mejor para comer y para festejar, fruto del trabajo de las madres que emigraron pero con la ausencia de éstas, cuya presencia es mucho más importante para un niño que cualquier mesa servida con los mejores manjares.
Tal vez mañana escriba un post especial dedicado a las madres, por el momento y en especial a aquellas que están lejos, muchas, pero muchas felicidades y espero que todo su sacrificio sea bien aprovechado por los suyos. ¡Fuerza y adelante!
Lo más preocupante que este informe menciona es que se estaría creando a raíz de esto una generación más insegura, más propensa a las crisis depresivas y de orientación en la vida.
Y qué tiene que ver el día de la madre con esto se preguntarán muchos. Pues resulta que la mayoría, no sé que porcentaje pero calculo que en un 80%, son mujeres madres de familia las que emigran dejando a sus hijos muchas veces en manos de personas que no le brindarán el mismo cariño que les brindarían ellas. A veces quedan con el otro progenitor pero con la figura de la madre ausente.
Por qué hablo de la otra migración. Porque es así. Es otra, con otras aristas, con otros objetivos, con otras expectativas y sobre todo mucho más indefinida, insegura, como yendo a lo desconocido.
De alguna manera, algunos más que otros, los que estamos en un proceso migratorio serio lo hacemos porque estamos convencidos qué es lo que buscamos y queremos. Hemos, aunque sea a medias, investigado sobre el país al que iremos. Sabemos que iremos con un permiso de trabajo que nos permitirá insertarnos en el mercado laboral con todos los derechos de cualquier ciudadano y que la ley nos protegerá por igual. Hasta tendremos derecho a una pensión por desempleo en el peor de los casos y si nos enfermamos algún hospital nos atenderá así tengamos que esperar horas. Y lo mejor de todo, es que generalmente vamos con nuestras familias.
Esta gente, los de la otra migración, viajan solos, forzados por la falta de empleo. En muchos casos son personas que tienen poca preparación académica y saben que los únicos empleos que pueden aspirar no son de muy buena calidad. Otros son jóvenes universitarios que no consiguen insertarse en el campo laboral y deciden ir a buscar mejores horizontes, resignando todo el tiempo de preparación que tuvieron al aceptar cualquier tipo de trabajo con tal de mantener a sus familias.
Los objetivos son nobles, muy nobles efectivamente pero ¡qué alto precio se debe pagar! Dejar a los hijos y sin la posibilidad de volver ni de vacaciones pues obviamente van sin papeles de residencia y si salen es muy probable que ya no puedan reingresar.
En años anteriores fue la Argentina el refugio de muchos, millones de compatriotas que viven allí desde hace años y que han echado raíces impulsados por razones políticas y económicas. Todavía es cerca, es más fácil y barato tomarse un bus y venir en Semana Santa o para Navidad. Total con la cédula de identidad basta y sobra para pasar en la frontera y los controles a veces no son tan estrictos.
Hoy el destino está más lejos. España, Europa, algo nunca soñado para la mayoría de los paraguayos. Un destino que solamente los ricos podían darse. La distancia física y sentimental es mucho más grande y mucho más difícil el retorno. Esta situación me recuerda la historia de “Marco” un dibujito animado que si no estoy trascordado se pasó en los 80 por la TV y narraba la historia de un niño italiano llamado Marco cuya madre emigró a la Argentina quedando él con su hermano y su padre en Italia y al no tener más noticias de ella, fue a buscarla pasando aventuras increíbles.
Esta gente en la mayoría de los casos nunca quiso dejar el Paraguay. Darían cualquier cosa por encontrar un trabajo digno en nuestro país y poder regresar con los suyos. Muchas jóvenes han caído en las redes de la trata de blancas engañadas por compatriotas inclusive que se aprovechan de sus necesidades. Pero aún así, el aeropuerto sigue llenándose de personas que lo intentan, y si son rebotadas lo intentan o intentarán de nuevo. Muchos vendieron todo lo que tenían, que generalmente es poco, para hacerse de pasaje.
Se calcula que en España actualmente hay entre 50 y 70 mil paraguayos de los cuales solo 15 mil están radicados legalmente. Es mucho para una población tan pequeña de 6 millones de habitantes. En Argentina hay como 2 millones de paraguayos, en Estados Unidos también hay una colectividad importante.
Por todo lo expuesto hablo de “la otra migración”, la que se hace sin querer, la que deja niños sufriendo la ausencia de uno de sus padres, en especial la madre.
Mañana es un día especial. Pero muchas mesas estarán tal vez llenas de lo mejor para comer y para festejar, fruto del trabajo de las madres que emigraron pero con la ausencia de éstas, cuya presencia es mucho más importante para un niño que cualquier mesa servida con los mejores manjares.
Tal vez mañana escriba un post especial dedicado a las madres, por el momento y en especial a aquellas que están lejos, muchas, pero muchas felicidades y espero que todo su sacrificio sea bien aprovechado por los suyos. ¡Fuerza y adelante!
3 comentarios:
Excelente reflexión... Da mucho gusto leer en la red a alguien que pone de su tiempo para escribir con inteligencia, sensibilidad y demostrando una generosidad que no son habituales.
Siempre adelante!
Gus
Montreal
Es triste pero yo creo que generalizado en todos nuestros paises, sin palabras, reitero lo expresado por gus comas excelente reflexión.
Rafael
Bogotá
Gracias por sus palabras, pero solamente traté de reflejar lo que a diario practicamente está sucediendo en mi país y así como dice Rafael, probablemente en la mayoría de los países latinoamericanos.
Saludos.
Nelson
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