jueves, agosto 02, 2007

1 de Agosto de 2004. Tres años de dolorosa impunidad.


Se ha cumplido un aniversario más de la tragedia del supermercado Ykuá Bolaños.

Todavía tengo frescas en mi memoria las imágenes del terrible incendio que nos estremeció y aún nos golpea fuerte a todos los paraguayos.

Son tres años ya que han pasado sin que la justicia hasta ahora haya hecho nada por lo menos para que los sobrevivientes y familiares de las victimas tengan un consuelo.

Recordemos que el tribunal conformado anteriormente prácticamente absolvió de culpa y pena a los propietarios del supermercado dándoles penas irrisorias lo que en su momento ocasionó disturbios por algunos días e hizo que el juicio fuera anulado.

Luego vino una serie de de inhibiciones de parte de unos 20 jueces lo que dificultó la conformación de un nuevo tribunal. Ayer leí la noticia que por fin hubo quienes aceptaron ser jueces en este caso que se convirtió en una verdadera “pelota tatá” (pelota de fuego) judicial.

Como se dice popularmente, no se si son todos los que están o si están todos los que son, entre los sindicados como principales culpables de esta tragedia.

No soy abogado, pero creo que tanto el intendente anterior a la tragedia como el que estaba durante la misma, deberían ser incluidos en el proceso pues durante la administración del primero se “aprobaron” los planos y durante la administración del segundo se “inspeccionó” e inauguró el local comercial.

Lo peor de todo esto es que en cualquier momento puede volver a suceder. Si bien luego de esto hubo una oleada de modificaciones en los locales comerciales para dotar de salidas de emergencia y otros artefactos de prevención, aún no se ha superado “la coima” para aprobar locales no preparados. Me han contado personas que necesitaron obtener la licencia municipal de locales que alquilan que el propietario tiene el plano aprobado en la Municipalidad pero el plano ¡NO EXISTE!. ¡Cómo aprobaron planos inexistentes! La respuesta es obvia.

De nada valió que murieran 400 personas quemadas y asfixiadas. Algunas nunca fueron encontradas, tal vez solo quedaron cenizas de ellos. De nada valió que quedaran más de 300 heridos. De nada valió que quedaran niños huérfanos, padres sin hijos, abuelos sin nietos, viudas, viudos o que desaparecieran familias enteras. De nada sirvió. Todo sigue igual, con la nueva intendenta igual que con los anteriores.

Qué decirle a gente como aquella mujer que perdió a su hija, su yerno, sus nietos y su marido en el incendio, qué decirle a aquel niño que perdió a sus padres, qué decirle a aquel que quedó imposibilitado de trabajar de por vida.

Ellos mismos lo dijeron, no queremos dinero, queremos justicia aunque sea para calmar en algo nuestro dolor.

Ojalá esta vez la justicia sea “más justa”. Yo sé que es mucho pedir a la justicia paraguaya pues no está acostumbrada, pero por primera vez, o por esta única vez por lo menos hagan bien su trabajo.

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