martes, abril 03, 2007

El Poder.

Estuve analizando en estos días las noticias que están llegando desde distintos lugares de Latinoamérica respecto a que varios presidentes, sobre todo los llamados de izquierda, quieren perpetuarse en el poder.

Ya sabemos que en Venezuela, el señor Chávez aparentemente va por ese camino como fiel “heredero” de Fidel Castro. Hoy leí que Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua estarían preparando el camino para lograr ese mismo objetivo. Es más, las declaraciones hechas por el vicepresidente del MAS (movimiento que llevó a Morales a la presidencia) de Bolivia son claras: “Los sectores consideran que Evo Morales se debe quedar 50 años o más si es posible”.

También se habla que Correa en el Ecuador quiere reformar la constitución para el mismo objetivo y que en Argentina si bien Kirchner no podría hacerlo, está allanando el camino para que lo suceda su esposa.

El Paraguay no es la diferencia. Nuestra constitución no permite la reelección, sin embargo, Nicanor Duarte Frutos está todavía intentando conseguir los votos necesarios en el congreso para que se pueda enmendarla y tenga vía libre para volver a presentarse.

Y no es que no esté de acuerdo con esto de reelecciones indefinidas o algo así, simplemente que por la realidad que vivimos la mayoría de los pueblos latinoamericanos, y es mi opinión muy particular, no creo que estemos preparados para que un solo fulano se perpetúe en el poder con su correspondiente carga de corrupción y desatinos que el poder de por sí da a quien lo detenta por tan largo tiempo. Para muestras valen en este caso muchos botones que se sucedieron a lo largo de la historia.

Creo yo que la alternancia hace bien, los cambios de vez en cuando nos renuevan. El progreso de la región no creo que pase por las manos de un solo hombre, nadie tiene la varita mágica ni la razón absoluta. El progreso vendrá con el cambio de mentalidad que desde el mismo poder se pueda instaurar en el pueblo y para eso no creo que sea necesario perpetuarse en él. No se necesita de un “papá grande” que nos cobije a todos bajo sus alas y nos dé todo, necesitamos de alguien que nos conduzca por la senda del progreso y nos enseñe a construir un país mejor.

Bueno, el tiempo dirá qué sucederá y qué es lo mejor. Ojalá tomemos el camino correcto.

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